lunes, 21 de septiembre de 2009

Composición

 

 

Cuando el mundo era un Paraíso de palabras, te conocí.

Desconozco si ese Paraíso llegó antes o después de ti.

Un olor o un sabor para describirte.

Las palabras se vuelan ante tu esencia

Y el tiempo se deshace en las nubes y en el sol y en el mar.

Y el tiempo se va y no vuelve. Por más que intente apresarte

Entre las finas partículas del viento, que me traen tu olor

Anillado al recuerdo de tu cuerpo y de tus manos.

Manos que fueron capaces de apresar las notas de un violín y de un piano. Y que compusieron durante noches y noches notas y deslices debajo de las sábanas. Y saberte y quererte. Y amarte sin palabras para no matar los momentos en los que las miradas se funden y se besan y se aman también.

Y rescatar del recuerdo todo lo que huela a ti, lo que sepa a ti, lo que toque todo lo cercano a ti. Y atraparlo y esconderlo y no dejar que nada ni nadie

Ni siquiera tú, aún procediendo de ti, me lo robes, te lo lleves y me dejes, sola y olvidada. Ni los amaneceres, ni los desayunos somnolientos que te serví, ni los besos de despedida, ni los besos disimulados. Ni tus manos que buscaban las mías debajo de las mesas, como si no quisieran llegar hasta allí. Ni el dolor, ni las lágrimas que te arranqué ni las que sacaste de mí.

Nada, nada de eso dejaré para la muerte de la memoria.

Y cantaré una canción que me recuerda el dolor de estos días, y otras canciones,

Las otras que compusimos en mi cama, cuando sólo las notas volaban y se posaban en tu nariz y entonces tu sonreías... y yo sonreía. Y no había más mundo que nuestro mundo.

Y tu cuerpo era piano y mi cuerpo era violín. Y volábamos en las notas y resonaba el eco de las olas del mar, allá a lo lejos. Cuando se lo contábamos todo. ¿Te acuerdas?

...Y una canción duele tanto...

Todo esto me lo guardaré para mí. Se quedará encerrado en mi habitación hasta que los recuerdos pidan a gritos respirar, marcharse, volar, y mi vida vuelva a estar vacía. Vacía de ti y pueda dejar un hueco para cuando alguien que llegue quiera ocuparlo y llenarlo con su vida y esencia. Y entonces volveré a comenzar, porque cada esencia viene con palabras distintas y diferentes, y compondré otras canciones y lloraré otras lágrimas y besaré otros besos y otros labios y otras manos dejarán su marca....

Y el mar seguirá siendo testigo, y las nubes que siempre se paran

Delante de mi ventana, será porque siempre las saludo, como cuando era niña

Y le decía hola y adiós a todas las cosas.

... De niña no era tan difícil...

Y la brisa traerá nombres y pequeños y grandes dolores. Y los olores del mundo se mezclarán, en el invierno, cuando el calor sale de las casas y un rubor de frío cubre las mejillas, y un día es como otro día, y las noches son todas iguales, y las cosas adquieren un color sepia, el color de lo antiguo y de lo tranquilo. Y las hojas de los árboles se mueren de frío, marrones y claras y el mundo se muere. Y el mundo se congela y se para, y sólo apetece tomarse una infusión humeante, y el cuerpo busca abrazarse para encontrar el calor, y los amigos están ahí, y los amores siguen ahí...

Y todo sigue ahí... hasta que llegue la primavera y revivan los colores, y el verde y el azul vuelvan y todo vibre y nosotras sintamos que todo vibra, que nuestro cuerpo vuelve a vibrar y que algo vibró entre nosotras. Pero ya no seremos las mismas. Un invierno y miles de sueños se colarán y enturbiarán nuestras miradas. Y yo buscaré renacer en otra esencia y otro sueño. Y tú soñarás con otra esencia y otro sueño... Y el mundo habrá girado y nosotras habremos girado... por eso lo escribo y lo atrapo todo ahora. El viento anuncia la llegada del olvido... y de las noches frías y de los días repetitivos. Y quiero apresarlo, apresar todo lo que significó entre nosotras.

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