martes, 23 de agosto de 2011

La Torre Oscura de Stephen King

"No apunto con la mano; el que apunta con la mano ha olvidado el rostro de su padre. Apunto con el ojo.  No disparo con la mano; el que dispara con la mano ha olvidado el rostro de su padre. Disparo con la mente.   No mato con la pistola; el que mata con la pistola ha olvidado el rostro de su padre. Mato con el corazón.
"

Empecé a leer esta saga en la facultad. Son siete volúmenes y menos el cuarto que está agotado los leí todos. Ayer terminé el último, con la misma sensación que tuvo Roland al llegar a su Torre Oscura; con un hormigueo en el estómago. Stephen King es mi héroe. Puede que no guste su temática, pero es un auténtico creador de atmósferas, lo más importante en los relatos de terror, por eso sus libros gustan tanto.
. Esta saga es una historia épica. La historia de Roland de Gilead, de su mundo que se cae a trozos y que tiene que salvar. Un mundo lleno de seres fantásticos, vampiros, fantasmas, humanoides, robots locos y de supervivientes en una tierra que se muere. King introduce el metarrelato, se narra así mismo y recrea de esta manera una fantasía, un cuento dentro de otro cuento, se llama así mismo cuentacuentos. Tiene como un millón de elementos interesantes, el juego de tiempos/lugares diferentes y a la vez que se suceden, los diferentes mundos alternativos, el juego que propone al introducir personajes de otros libros en la trama... la humanización de los villanos que son malos, muy malos como en todas las narraciones épicas, pero que son humanizados al leerlos desde sus propios puntos de vista...


http://www.stephenking.com.ar/revista/100/torreoscura.htm En este enlace hay una guía para leer la saga... que podéis seguir o no...

2 comentarios:

Pena Mexicana dijo...

Me has hecho recordar una época, hace años, en que tuve mi stephenkingmanía.
En ese tiempo me leí TODO lo que cayó en mis manos que fuera escrito por Stephen King. Tuve miedo sucesivamente a los vampiros, a la gripe, a los pasillos de los hoteles, a los coches (¡Christine! ¡qué susto!) y todos los malos malísimos de sus novelas, menos los perros... ni Cuyo fue capaz de ahogar mi fascinación por los animales...
En México se le consideraba, al menos en ese tiempo, un autor comercial y facilón. A mi siempre me fascinó, más que sus historias, la manera que tenía de narrarlas. Gracias por recordármelo :)

LA DESGRACIÁ dijo...

¿Y qué hiciste con el cuarto que no encontrabas? ¿No te lo has leído?

Besos