miércoles, 29 de diciembre de 2010

Final de año… 1,2,3 …¡YA!

 

Ala corred, corred, ¡Que ya se va! ¡Que quiero que se vaya! ¡Corred! ¡Corred!.

No puedo evaluar este año porque sin duda, pudo haber sido muchisísisisisisiimo peor, y desde luego infinitamente mejor por eso y por el tema de empoderar al personal que nunca está de más voy a dar las gracias a todas las personas que durante este año han estado, cada una a su manera:

La primera: A mi madre, de la que no hablo mucho porque tenemos una relación un poco complicada. Pero es una valiente, una luchadora nata con una paciencia infinita y que se ha tragado muchas cosas, (que sé que se las traga porque la conozco desde que tengo uso de razón), ella sola. Porque mientras mi padre estaba en la Uci ella se dedicó a limpiar la casa de arriba a abajo porque es su manera de no pensar y de relajarse, cosa que a mí me enervaba mucho…

Mis amigos y amigas de El entrego (vosotr@s ya sabéis quiénes sois): Porque me hicisteis entender que lo que hacía mi madre era su manera personal de desahogarse y me pedisteis que la dejara tranquila, a su manera. Y por estar ahí, llevarme a dar una vuelta, a contarme vuestras aventuras para distraerme y hacerme reír a pesar de todo.

Mi hermana Minerva: Porque somos totalmente diferentes en la manera de ver y de vivir la vida y a pesar de todo, somos capaces de pillarnos una buena jartada a reír por las cosas más tontas mientras todo el mundo se nos queda mirando con cara de “Están locas”.

A mi familia caleyera: Estáis ahí todos los días, absolutamente todos. Con vuestros abrazos, las bromas, las risas... Las historias de zombis, los bailes gogoteros, vuestros intentos de liarme con chicas “raras” (por decirlo de alguna manera), las tartas de la Caleya, las carreras en los días de mucha gente en el bar, las charlas cuando no hay tanta gente, vuestro compañerismo, que para mí es un ejemplo…y tantas cosas que no voy a seguir porque sino voy a ocupar todo el post y no acabaría en la vida. ¡Os quiero mucho panchas!

La familia caleyera “del otro lao”: Tod@s los clientes y clientas que están ahí, que entran con una sonrisa, que nos preguntan que qué tal estamos. Que se ríen con nuestras tonterías, que tienen una paciencia infinita…

A mi familia Xeguina: Un colectivo entero que se volcó este año conmigo y que entienden que esta temporada no puedo estar al cien por cien en mi militancia.

A Elena: Compañera de facultad con la que comparto frikadas, discusiones filosóficas que no sé por qué pero siempre acaban en risas y en devaneos extraños. Una de las pocas personas con las que puedo estar sin necesidad de llenar el aire con palabras, con la que puedo “estar”simplemente, fumando, sin hacer nada más, hasta que nos miramos y nos echamos a reír sin saber por qué.

A Cris: Que desde Mallorca me pega meneos para que me espabile. Me llena la cabeza de información, de sus amoríos, que me transmite su buen rollo y su buen hacer en todas las facetas de la vida. Eres un ejemplo Cris y ¡mira que eres joven tía!

A Su y a Vero: que están ahí, da igual el tiempo que tardemos en vernos. Me dan raciones ilimitadas de achuchones y mimos mientras intentamos entender la vida…

A Cris y Nuria: Porque me enseñan que el tiempo hace grandes amistades,y que un sofá puede llenarse de historias y risas ( aiii como me gusta vuestro sofá tías¡¡¡)

A Soraya: Porque a pesar de todo,  la seguiré queriendo mucho. Y ha sido uno de los grandes apoyos de mi vida.

A esta familia bloguera que encontré cuando en realidad yo quería hablar de ciencia ficción y de fantasía en mi blog, y os espío y os leo y absorbo y paladeo vuestras palabras y me río y a veces, también lloro con vosotras.

A Rosana, porque me gusta mucho y sus letras me encantan…

Y para finalizar, a mi padre porque decidió quedarse para seguir luchando y disfrutando de la vida…

 

¡GRACIAS A TOD@S Y FELIZ AÑU!

sábado, 25 de diciembre de 2010

¡Feliz Navidad!

Estoy en Macondo, sentada en el salón delante del ordenador de mi padre, mientras él hace un sudoku, mi hermana busca algo interesante en la tele para ver y mi madre echa la siesta. Acabo de escuchar el post de Marcela, (sin poder reprimir una sonrisa ante los comentarios que le hacéis todas sobre lo "seria" que se pone).
Anoche tocó jartada de comida, como todos los años, y fue la primera Nochebuena de mi primita Miranda que tiene ocho meses, dos dientes, una pequeña pancita como la mía, unos ojazos azules impresionantes, y unas ganas de marcha que hizo que estuviera despierta casi hasta las dos de la mañana con nosotros, haciéndonos fiestas hasta el final.
Éstas son mis Navidades familiares, comida y más comida, tranquilidad y darle la bienvenida a las pequeñas personitas que de vez en cuando llegan para revolucionar a los adultos.
Ésta es mi Navidad, que es como las de otros años, pero con cambios sutiles, pequeños grandes cambios que permiten que, aunque sea como todas las anteriores, siempre sea diferente.

¡Feliz Navidad!

sábado, 11 de diciembre de 2010

2ª Parte. Caleyas´Death. Las bollos, el zombie y los “nomechisques”.

Pues si os gustó la 1ª parte ésta que es la segunda y última tendréis que agarraros las cachas¡¡¡¡ ah y Cris es tan madre de este relato como yo¡¡¡ “no te dejé participar” simplemente te dije: y si escribimos un relato ambientado en La Caleya? y empezaste ya a recrear un Apocalipsis Zombi con todas las de la ley, somos coautoras maja¡¡¡¡

 

Ester marcó el número de teléfono.

  • Está comunicando.

  • Pues aquí no se va a quedar. Lo sacaremos a la calle y volveremos a llamar.

Entre todas empujaron el cuerpo hacia la entrada y lo arrastraron hacia la derecha.

  • Me da cosa dejarlo aquí...- Criscoci no llegó a terminar la frase, un grupo de personas inundaban la calle y comenzaron a correr en dirección a la sidrería corriendo y gritando.

  • ¡Para adentro, rápido! .- Yosu y Vane subieron al almacén y asomaron la cabezas entre los barrotes.

  • ¡Mira! La policía está disparando.

    Desde la otra dirección una barrera de policías disparaban rifles, directamente a la cabeza. Muchos cayeron y los policías se dispersaron por las esquinas.

    Las chicas volvieron abajo.

  • ¿Y si aprovechamos ahora que están los policías para salir? Nos podrían cubrir.

  • ¿Tú sabes si las personas a las que les están disparando están infectadas?.

  • No, pero por si acaso me metí corriendo.

  • Pues eso mismo piensan los policías y dispararán y luego, si acaso, preguntarán.

    La noche transcurrió entre preocupaciones por los familiares, cada cuarto de hora, un móvil sonaba.

    Los disparos seguían sonando y la televisión seguía retransmitiendo imágenes estremecedoras de personas caídas y ensangrentadas.

    Las chicas se sirvieron cafés y zumos, los ánimos no estaban para más. Los comunicados anunciaban que el ejército se había unido a las labores de la policía y de las ambulancias.

  • Me parece que vamos a tener que dormir aquí-

  • Haremos turnos de vigilancia, por si alguien intenta entrar.

  • Podemos dormir arriba que es más seguro.

  • Vale pues los turnos son...- La Jefina distribuyó los horarios de vigilancia. Y fueron al comedor a dormir. Aunque apenas pegaron ojo. A la mañana siguiente, Sandra y Anina asomaron la cabeza por la ventana del almacén. Varias personas caminaban por la calle, despacio, dejando regueros de sangre.

  • Tía, esto se complica.

  • ¿Te das cuenta de que ya no se oyen sirenas de policía?

La tele había enmudecido, en ningún canal se emitía, sólo aparecía la imagen de la carta de ajuste.

  • ¿Y ahora qué hacemos?.- Galle fumaba parsimoniosamente, mientras Noe, Criscoci y Ester trasteaban en la cocina.

    Las demás, sentadas en las mesas se levantaron de repente, Cris bajó corriendo las escaleras.

  • Hay la hostia de gente delante de la puerta ¡Qué fuerte!.-

  • Pues no se oye nada.

    Subieron las escaleras y miraron por la ventana del almacén.

  • Ej queee ¡Ay que joderse!- Exclamó Sandra, con su deje madrileño.

    Al escuchar el ruido que hicieron en el almacén varios rostros alzaron su mirada y al verlas comenzaron a gemir y a extender sus manos hacia la ventana del primer piso.

  • ¿Qué hacemos para que se vayan?.

  • Podríamos hacer cócteles molotov.

  • Pero si no pueden entrar, las persianas están cerradas con llave. - La Jefina fumaba nerviosa.

  • Yo creo- dijo Galle, que para algo era la más previsora y metódica.- Que tendríamos que tener algo para defendernos, después de lo de Renaldo si entran no podremos con todos, habrá demasiados, y nosotras somos diez. Los cócteles estarían bien, hay bastante bebida.

    La Jefina asintió.

  • Vale, pero la bebida cara la dejamos para el final.

  • Y dale con la bebida cara¡ ¡Jefina, que los de ahí fuera nos quieren comer!.-

  • Bueno vamos a prepararlos.

    Cris hizo una pregunta.

  • ¿Y con la sidra también se pueden hacer cócteles de esos?-

  • Noooo- dijo Vane.- que mañana hay una mesa de veinte y queda poca sidra en el almacén, no podemos gastarla en eso, si seguro que llegan los militares y se hacen cargo de la situación y meten a esos zombis o lo que sean en la cárcel y además tiene muy poca graduación no explotarían

    Todas la miraron con cara de querer decirle que a lo mejor los militares no llegaban, pero todas se contuvieron.

    Mientras varias cogían trapos de la cocina y los deshilachaban, Yosu y Cris trataban de recordar todas las pelis de zombis que habían visto para poder frenar el posible ataque de los infectados. Al unísono miraron los “nomechisques” y se miraron entre ellas:

  • Tía, podíamos hacer con ellos una especie de trampa y atarlos con cuerdas desde arriba para luego derribar a varios ¿no?- dijo Yosu.

  • -¡De puta madre, que me acuerdo de Predator y al Chuarcheneguer le funcionaba!- Cris se empezaba a emocionar con la idea.

    Acto seguido comenzaron a prepararlos como si lo hubieran hecho toda la vida. Subieron al comedor, los engancharon y se metieron al almacén para sacar las neveras y dejar espacio para poder dormir allí por la noche, era el sitio más seguro de la sidrería.

    Abajo decidieron parapetar la puerta y las ventanas con todo lo que hubiera a mano: el nuevo mueble que la Jefina había montado, las mesas y sillas, la puñetera máquina de tabaco que no había manera de mover y la tragaperras.

    Cuando ya tenían todo colocado respiraron hondo, sintieron un gran cansancio y decidieron comer algo para reponer fuerzas.

    De repente se escucha un ruido repetitivo y todas miran dentro de la barra, era Cris intentando abrir una botella de sidra, lo cual siempre era un problema para ella. Todas se la quedaron mirando atónitas, hasta que Yosu se levantó sin decir nada y abrió la botella a la primera.

  • Joder, la mierda ésta hay que cambiarla- replicó Cris.

Comieron y bebieron como si el mundo se acabara, para no variar. No necesitaban un apocalipsis zombi para hacerlo. Ester se levantó y sacó la Tarta de la Abuela, Yosu y Cris comenzaron a salibar y a emitir gruñidos como lobas en celo.

-Sólo queda ésto y no pienso ponerme a hacer otra- replicó Ester.

Yosu y Cris miraron a Noe con cara de pena, y ella sonrió.

    • Bueno..., luego hago otra.

    • ¡No son tus hijas! ¡Que coman de lo que hay!- Increpó la Jefina.

    • Bueno anda, si vamos a morir igual, mejor felices...- replicó Noe-. ¡No, aquí no va a morir nadie! ¡Claaaaaaaro!¡Prubitinas mías!

      Ester seguía con la tarta en la mano sin saber si posarla o no en la mesa.

Aquella gente seguía arremolinándose delante de la sidrería. Cada vez eran más zombis, más pálidos, con las bocas desencajadas, sucios y ensangrentados. Sus miradas eran vidriosas como si hubieran salido de un fumadero de crac. Ahora empezaban a golpear las persianas y a gemir con más intensidad como si hubieran olido la tarta.

La persiana de la puerta estaba empezando a ceder y se levantaron corriendo para coger los cócteles molotov, mientras, Noe y Vane recogían la mesa a toda prisa. Rápidamente cogieron las mesas del comedor y las pusieron al principio de la escalera para que los zombis no pudieran subir. Cuando Galle organizó todas las botellas perfectamente alineadas arriba. Tomaron posiciones a lo largo de la balconada por orden de estatura, es decir: Galle, la Jefina, Cris, Conchi, Criscoci, Vane, Ester, Noe, Sandra, Anina y Yosu.

De la fuerza de las embestidas zombis, todas las persianas acabaron por ceder y comenzaron a romper los cristales de las ventanas. Las Caleyeras ya estaban con las botellas y los mecheros preparados arriba. Las mesas y las sillas comenzaron a moverse y poco a poco fueron cayendo.

Ya estaban dentro.

La Jefina ordenó encender los primeros cócteles.

-¡En cuanto asomen la cabeza los lanzamos!-.

Noe estalló en una carcajada nerviosa y Cris comenzó a gritar como una posesa

-Se van a comer la tarta que queda ¡Que hijos de puta!- y lanzó el cóctel que tenía en su mano de la rabia que le dio. Justo en ese mismo momento una cabeza asomaba por las escaleras y le dio de lleno. El zombi se encendió más que la Jefina cuando ve el almacén desordenado. Tras él comenzaron a subir más y todas lanzaron sus botellas. El humo empezaba a cegarlas. Sandra y Anina soltaron las cuerdas y los “nomechisques” se llevaron por delante a la primer horda de zombis. Noe sujetó el hacha en alto y Ester y Cris comenzaron a sacudir los cuchillos de cocina al más puro estilo Kill Bill, Machete o cualquier película del estilo, pero la horda de zombis era incontenible. Sandra y Criscoci se metieron en el baño (y como seguro que no se aburren no hablaremos más de ellas...¡Cochinas!). Las demás fueron reculando hasta el almacén mientras tiraban los últimos cócteles.

El olor a carne chamuscada y vísceras era insoportable, cabezas y miembros degollados estaban suspendidas en el aire al más puro estilo Matrix mientras Ester y Noe seguían con sus cuchillos justicieros como si fuera un sábado por la noche y todas las mesas hubieran pedido carne a la piedra.

- ¡Agg! ¡qué asco! Ya verás para limpiar todo esto,¡ Noe!- Gritó Conchi en pleno apogeo sangriento.

Mientras, la Jefina y Galle se cubrían mutuamente las espaldas y Vane, Yosu y Cris comenzaron un baile gogotero con sus palos de escoba. Así estuvieron un buen rato hasta que la sangre y los cuerpos cercenados no las dejaban apenas mantener el equilibrio. Al grito de “Al almacén” todas corrieron y cerraron la puerta. Cuando ya estaban dentro se dieron cuenta de que Vane y Anina no habían entrado. “Abrid cabronas” chilló Anina desde fuera. Abrieron la puerta y sólo entró ella. Vane, con su agilidad felina, había saltado desde la balconada hasta el barril y de ahí hasta engancharse a las rejas de la ventana. El instinto de supervivencia hizo que una fuerza descomunal se apoderara de ella y logró arrancar la reja.

Fuera todo era caos, casi todos eran ya zombis menos unos pocos que ensangrentados corrían a ninguna parte intentando sobrevivir. Algunos chillidos se oían a lo lejos pero una extraña calma flotaba en la zona. Vane salió y apoyándose en los cables que recorrían la pared logró pasar por toda la fachada hasta la ventana del almacén. Allí se encontró al resto de Caleyeras apoyadas contra la puerta intentando aguantar las embestidas. Antes no se habían dado cuenta de una cosa, había algo en la risa nerviosa de Noe que hacía retroceder a los zombis, pero ahora que ella no podía parar de reír, los bandazos empezaban a remitir.

-Ay que joderse, al final tu risa nos va a sacar de ésta.- dijo Galle mirando a Noe.

Cuando los golpes en la puerta habían cesado se atrevieron a abrirla, con Noe de avanzadilla salieron en fila india lentamente. Los zombis retrocedían ante aquellos JA JA JA estruendosos, y así consiguieron llegar a la puerta y allí se encontraron con Marcela, que con sus movimientos raros, había pasado inadvertida entre las oleadas de zombis que seguían llegando atraídos por los ruidos que provenían de aquella pequeña y acogedora sidrería familiar.

  • Vamos, al final de la calle nos esperan Hastalospelos y LatuMari con una furgoneta en marcha. Vaya la que tenéis aquí liada, majas.

    Consiguieron llegar, rodeadas de zombis que se morían por hincarles el diente pero no se atrevían debido al estruendo de la risa de Noe y por los cuchillos que aún blandían contra los que más se acercaban. En la furgoneta Hastalospelos y LatuMari se besaban apasionadamente ajenas al exterior hasta que Marcela abrió la puerta de atrás dijeron un “holaaaaa” y encendieron el motor. Hastalospelos, que iba de copiloto dijo:

  • ¡Arranca corriendito, corriendito que nos comen!.-

    LatuMari no se hizo de rogar y derrapando se llevó por delante a unos cuantos zombis. Noe seguía riéndose, mientras las demás buscaban desesperadamente un cigarrillo que llevarse a la boca. LatuMari accionó a la Tontona y buscó la ruta más corta hacia el puerto. Pero Cris comenzó a gritar.

  • ¡Tenemos que ir a la Cuestión a buscar a TiaIsi que se quedó allí celebrando el cumpleaños de Leti con Adriana, Jo y Falo!.-

  • Pero tía, si llevamos cuatro días encerradas en la Caleya¡¡ se habrán ido ya¡¡¡

  • Parece mentira que no los conozcáis, vamos que seguro que todavía están allí.

    LatuMari programó la tontona de nuevo.

  • ¡Mari, ese cacharro tiene en cuenta las direcciones prohibidas, así no llegamos!¡ no hace falta que te pares en los semáforos! ¡ataja Mari!¡Ataja!

  • ¡Ayyyyy!¡no me grites jolines!! - El ceño fruncido de LatuMari hizo que la Jefina suavizara el tono de voz pero siguió dándole indicaciones.

    La furgoneta se llenó de humo, todas, menos Ester que tosía sin atreverse a protestar, fumaban como posesas.

Con un derrape, la furgoneta se paró delante de La Cuestión, las luces estaban apagadas, pero había ruido dentro. Cris salió corriendo y volvió con Adriana, Leti, Falo, Jo y TíaIsi, con un colocón de cuatro días.

  • ¿Veis como todavía estaban aquí?-

    La Jefina miró a Adriana.

  • ¿Cómo podéis estar borrachos con lo que está pasando?

  • Meca.¿Qué pasó? Cerramos hace cuatro días, creo. Vino la policía que teníamos que bajar la música y nada, seguimos celebrando el cumpleaños de Leti.

    TiaIsi abrazó con una sonrisa de oreja a oreja a Crisis.

  • ¿Follamos, amor?

  • Que si follamos... ¿sabes por lo que acabamos de pasar?

  • Pues no, dame un besín.

  • ¡Que está todo Gijón lleno de zombis y vosotros de farra!

  • ¿De zombis? ¡ A ver si dejas de ver tantas pelis fantásticas!

    Pero lo que vieron a través de los cristales los convencieron. Consiguieron llegar al puerto y subieron a bordo de un flamante yate. .Allí los esperaban con gintonics y música heavy Eva, la heredera, Kati, Dani, Iván y Arcadio, los cuales se pusieron a prepararles copas para las Caleyeras.

  • Subid rápido que este yate tiene de todo, máquina de hielo, cubitera, alcohol como para una boda, una barbacoa...

    Los zombis se quedaron con las ganas de morderles en la orilla y ellas se abrazaban y gritaban.

  • ¿y a dónde vamos?.-

  • Pues... no sé si esto ocurrirá en todo el mundo, habrá que recorrerlo.

    Vane rebuscó en los pantalones.

  • ¿Quién tiene un cigarrillo?

    Todas rebuscaron.

Y la Jefina comenzó a gritar.

  • ¡No puede ser!¡no doy crédito! ¡Da la vuelta Mari! ¡que nos dejamos el tabaco en la furgoneta!!

CONTINUARÁ...