Sigo con la erótica…. jejej…. bueno tampoco creáis, sólo tengo un poema más sobre esta temática, tengo que sentirme muy inspirada para escribir algo erótico…
Si fuera profesora de anatomía
No me limitaría a impartir
Mis clases mediante el clásico método
De abrir un libro por la página que toque y
Decir:
“Hoy toca la mano”.
Porque
Si fuera alumna de la clase de
Anatomía
En primavera
Aún adolescente
Y de sangre hirviente
Sólo pensaría:
“Las manos siempre tocan
De hecho saben tocar muchas cosas
Y de muy diferentes maneras.”
Volviendo a la profesora
De anatomía
No abriría un libro y diría:
“ Esto es una mano
llena de falanges”.
Diría algo más como:
“Estas son tus manos
formadas de crueles dedos
cumplidores de deseos:”
Tampoco sería un :
“Esto es la boca
que consta de labios, dientes y lengua”
“Esto otro las trompas de Eustaquio
que no deben confundirse nunca con las de Falopio”
mi explicación sería algo así:
“Y tu boca
suave remanso desde el cual
las palabras vuelan a mi oído
cuando no se equivocan
y viajan hacia otras
partes de mi cuerpo”.
Sería una explicación mucho más
Interesante
Pero pobres pacientes
La cara que se les quedaría
Cuando su médico les pidiera
Que “abrieran
El suave remanso de su boca”
Para observarles las anginas.
La explicación de esta
elucubración tan extraña
viene al caso de una visita
a mi médico de cabecera.
Estaba yo
Más que dolorida
Molesta
Por una extraña erección.
Sí, digo bien.
Erección.
Cosa extraña teniendo
En cuenta mi condición de fémina
Pero era una erección
Cutánea
Eso sí.
Mi piel
La de todo el cuerpo.
Estaba roja, henchida
Y acalorada.
Era como si la sangre
Se revolviera sin orden
Ni concierto.
Y me fui al médico
Con todo mi cuerpo en erección.
Cuando entré en la consulta
Y le comenté a la médica (era nueva)
Me dijo ocho palabras exactamente
Que provocaron en mí
Por segunda y consecutiva vez en mi vida
Otra erección.
Las palabras eran:
“Quítese la ropa y túmbese en la camilla”.
La segunda erección
Se producía en una de las
Partes de mi cuerpo
Que hacía mucho tiempo
Que no se manifestaba.
Mis cejas.
Y allí estaba yo
Desnuda, ante una extraña
Colorada por completo
Aunque no de vergüenza
Con mi cuerpo en ebullición
Y mis cejas levantadas.
Vamos, en erección completamente.
La explicación sobre las causas
Que produjeron mi segunda erección se basan
En un pensamiento que me subyugó:
“Es la primera vez que me dicen algo así.”
Y suspiré:
“qué se le iba a hacer. Alguna vez
tendría que ser la primera,
aunque no me la esperaba así, la verdad”.
Primero me palpó un brazo:
“¿Tienes picores?”
Mi boca procedió a responder
Negativamente
Aunque mi mente tenía otra
Respuesta hacía ya mucho tiempo:
“No, la piel no me pica
pero, a veces, en los ojos
me entran picores, como si se quedaran
secos y, de repente,
siento una gran necesidad de rascármelos
por dentro, pero no puedo
y entonces,
lloro”.
Luego procedió como ella misma dijo
A reconocer mi abdomen
Y digo yo,
Si reconocer significa
Volver a conocer lo ya conocido
¿Cómo lo iba a hacer con el mío
si era la primera vez que lo veía y tocaba?
Silencio.
Procedió a aplicar el método
Preestablecido,
Apoyó una mano sobre la otra y presionó
Con los dedos,
Cada dos centímetros preguntaba:
“¿Te duele?”
Y yo negaba con la cabeza
Aunque ésta ya estaba dando
En silencio como es su costumbre
Una respuesta alternativa,
Sin apartar la vista de aquellos dedos,
“Ahí no me duele
pero más arriba
sobre el pecho izquierdo
a veces siento como una presión
y unos ruiditos, un tan-tan
como si algo quisiera salir corriendo
de allí, algo que no tiene voz
pero que quiere gritar”.
Más tarde le tocaron, mejor
Dicho,
Tocó mis rodillas
Muslos y nalgas.
A la altura de las últimas
Me entraron ganas de decirle
Que me cogiera el dedo
Gordo del pie derecho
Y que tirara de él.
Pero no sabía bien a cuento
De qué
Provenía aquel antojo
Y no podía pedírselo
Porque
Precisamente aquel dedo
Era la única parte de
Mi cuerpo
Que no sufría de la erección, ni del
acaloramiento.
Cuando acabó con mis piernas
Se quitó los guantes de látex,
(atención al simbolismo que encierran esos guantes)
y los tiró a la basura
en un movimiento lento, descendente y
ya acostumbrado.
Y me dejó allí, durante unos segundos
Tumbada, desnuda e interrogante,
Mientras escribía algo en un papel.
Me vestí o mejor dicho, revestí
Un poco confundida y con la erección a pleno rendimiento
Y aquella médica nueva me extendió una receta:
“Es alergia”
Ésta vez sí que pregunté
Con la esperanza cumplida
De que no supiera, y no supo,
Responderme aunque mi mente ya trabajaba en la respuesta:
“Alergia a la vida
miedo a tener que arriesgarme
a apostar cuando no siempre se gana
Alergia al sol
Miedo a que su calor me atrape.”
Observé los guantes
Que descansaban sobre otro montoncito
Y me dieron ganas de recogerlos
Como prueba inequívoca de que aquel reconocimiento
Había existido.
Pero la médica esperaba a que me fuera
Para llamar a otro paciente y ponerse unos guantes nuevos
Así que me fui.
Luego se me ocurrió que si yo hubiera sido yo la médica
Y ella mi paciente
Mi método no hubiera sido una buena alternativa a sus
ocho concisas, simples, claras y llanas palabras:
“Quítese la ropa y túmbese en la camilla”
Hubiera sido todo silencioso,
La hubiera tumbado en la camilla
Entrelazando mi boca con la suya
Para que ni a su boca, ni a su mente
Le hubieran dado tiempo a esbozar ninguna
Opinión ni pensamiento sobre lo que estaba ocurriendo.
Le hubiera quitado la ropa, por no decir arrancado,
Aunque habría sido todo muy torpe
Conociendo y reconociendo
Mi poca experiencia en estas situaciones
Y la hubiera conocido y reconocido
No sólo con mis manos, desnudas
Sin guantes ni látex por el medio.
Y con todo mi cuerpo que se hubiera rendido
Ante el sobrecogedor impulso de estudiar toda
Su anatomía.
Entonces, ella no habría venido a mí
Ni yo sería médica y la erección cutánea
Más que la causa sería
El efecto y más que la enfermedad
Sería la cura.
Finalmente entré en la farmacia
Compré y tomé lo que decía en su receta
Y volví a mi casa
Mientras sentía que la erección se aliviaba.
Prometiéndome como medida de prevención
para mi salud.
Que cambiaría de médica.
3 comentarios:
Menudo aperitivo me esperaba en tu blog esta mañana. Ya que venía yo hoy con la hormona revuelta jajaja.
Jjajajaj, verdad??? jajajajaj
siempre es un buen aperitivo jajajaj
buuuuuufffff... aquí estamos dos asturianinas (una de nacimiento y otra de adopción) con el corazón desbocadoooooooooooo, jajajaja
gracias por este hermoso poema.
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